"Todo tiene su tiempo,
y todo lo que se quiere
debajo del cielo
tiene su hora"
Eclesiastés 3:1
La naturaleza nos recuerda
que existe tiempo para todo.
Toda fruta comienza como
un retoño lleno de potencial
que luego se convierte
en un bello capullo
y que, al madurar,
llega a ser un alimento nutritivo.
Cada etapa del desarrollo
tuvo lugar de manera ordenada
y fue esencial para el producto final.
Ese orden también está activo
en nuestras vidas.
Recibimos ideas divinas que
nos llevan hacia el éxito.
Demos tiempo a esas ideas
para que se desarrollen.
Alimentémoslas con
fe y consideración,
y actuemos constructivamente.
Busquemos la guía de Dios y
alineemos nuestros esfuerzos
con el Orden Divino
del proceso creativo.
Sintamos que
un nuevo y sano fluir
contribuyen a que nuestra
comprensión espiritual aumente.