Hace ya muchos años escribí un artículo (en el 2009), pensando en que era bastante tremendo, incluso increíble, para cualquier persona con un poco de humanidad. Pero hoy veo que me he quedado bien corta, lamentablemente y por eso es esta ampliación.
También quiero aclarar que, ese artículo que puedes leer en este enlace, comenzaba diciendo que, normalmente durante mi vida me había sentido marginada por ser mujer… También sería justo aclarar que, también por ese mismo motivo, por ser mujer, me he sentido en otros momentos bien apreciada, valorada e, incluso, protegida.
Tampoco es que el hombre salga mejor parado de esta historia, pero hoy quiero especificar lo que está ocurriendo con sus frutos, los niños o su peor versión, los abortos… Y qué mejor día que hoy, 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, en el cual Herodes sigue persiguiendo y matando a los niños más indefensos, los nonatos.
Desde hace mucho tiempo, tengo la sensación de que, muy al contrario de lo que pregonan, a la mujer se la trata de destruir desde mucho ángulos. Hoy día es el colmo que, aprobada la ley Trans, cualquier hombre, incluido un violador o pederasta, puede “sentirse” mujer, para voila ya, a todos los efectos, serlo, por lo cual, qué ocurre en las cárceles donde conviven unos y otras?? o, da igual, centros de estudios, trabajos… Como ya ha ocurrido en campeonatos de natación que el antiguo hombre gana la medalla de oro en una competición femenina…
Claramente nos incitan al aborto mediante leyes, programas de tv, anuncios (es de sobra conocido los planes para la reducción de la población mundial y este es uno de ellos, junto a la eutanasia, por ejemplo), pero se proclama a los cuatro vientos que el hombre también puede quedarse embarazado ¿¿¿?? Siguiendo con las leyes, ahora no se puede decir “papá y mamá” sino “progenitor 1 y 2”, para no ofender, dicen, pero ATENCIÓN, porque el papel de la mujer y ella misma están a punto de desaparecer, si no lo han hecho ya!
Siguiendo con el hilo de inculcarnos el aborto por todos los medios, en cambio, ellos nos muestras descaradamente cómo tienen hijos y múltiples! Irene Montero, con tres, Ursula von der Leyen, SIETE! Tal es el desconcierto actual que el núcleo duro de las feministas, encabezadas por Carmen Calvo, anterior vicepresidenta del gobierno actual, rechazan de plano todo este despropósito.
La OMS declara que se prroduce, al año 25 millones de abortos oficiales, que pueden ser muchos más… TODO UN GENOCIDIO LAMENTABLE Y HORROROSO!!
Desde los comienzos, se nos ha colado la idea del aborto porque si nos violan ¿cómo no vamos a abortar, en caso de embarazo?? y por ahí se coló todo lo demás, hasta hoy que “revisando los casos” se puede abortar sin plazo definido. Vamos a ver, qué tiene que ver un violador, con una criatura, la más inocente que no tiene leyes que la amparen, ni nadie que la proteja?? O acaso no existen violaciones dentro del matrimonio, dando lugar a algún hijo y nunca jamás escuché que se abortaran a estos hijos!
A los más inocentes se les eliminan como si fueran lo peor… porque tenemos derecho: nosotras parimos, nosotras decidimos… lo que se les ha olvidado añadir es que somos custodias de la vida más santa, de la cual tendremos que dar cuentas algún día y, desde luego, reponer el daño con creces… Por no añadir el trauma y el arrollador vestigio que deja en el alma este hecho.
La Paz nace en el vientre de la mujer: ¿cómo se podrá alcanzar, si en el lugar más seguro en el que una nueva criatura se puede desarrollar y nacer, la madre la puede matar con tanta facilidad??
Y ¿porqué ocurre todo esto? Precisamente por prestar toda la atención a los cantos de sirena del mundo material, dando la espalda al Ser Real que somos/YO SOY: en lugar de tanto reivindicar detalles perversamente intrascendentes, si buscáramos nuestra verdadera esencia o despertáramos a ella, volviendo al Hogar original, realmente encontraríamos esa felicidad y equilibro que buscamos en otros paraderos erróneos.
Es en el Ser/Uno, en el Todo donde está el Paraiso. Y lo tenemos más cerca que la palma de la mano, en el fondo del corazón.