Hace dos mil años que Jesucristo vino a enseñarnos una nueva forma de vida EL AMOR y desde entonces ¡ahí andamos! Cada uno como puede pero ¿alguien ha integrado medianamente esta energía pura y maravilla?
Hace tiempo fui a una charla donde exponían que si la energía del AMOR bajara en su pureza y nos inundara a todos ¡nos fulminaría! que, realmente, no estamos preparados para recibir ese chorro de vibraciones tan elevado.
Este comentario me ha dado que pensar todo este largo tiempo y, creo que, es verdad, una gran mayoría llega a pensar que EL AMOR ni siquiera existe y, aunque una pequeña parte si crea en El ¿lo pone en práctica? ¿lo integra en lo más profundo de su ser?
Como el movimiento se demuestra andando, vamos a ver algún ejemplo: nos enamoramos de alguien –o eso creemos- y queremos vivir con esa persona hasta el fin de nuestros días. Pero llega un día en que hay una confrontación de ideas, o de sentimientos, luego llega otro día y otros más ¿seguimos pensando lo mismo? o empezamos a pensar que “parece el enemigo” esto es en el mejor de los casos porque lo normal es divorciarse y buscarse un buen abogado “que funda” al otro ¡¡¡???
Nunca entenderé porqué dos personas que tanto se han amado pueden terminar ¡queriendo dividir a los hijos! partirles literalmente por la mitad e “ir a por todas” contra la otra persona ¿es que no saben, siquiera, cómo actúa la ley del karma?
Otro caso, este más positivo: encontramos a una persona de la que nos enamoramos y le demostramos “todo” nuestro amor y ¡ya se acabó ahí! ¿ya no se puede amar a nadie más? Bueno sí, a los hijos ¡más que a uno mismo! y ya está ¿ya no hay más amor para los demás? ¡craso error!
La más sublime, bella y divina de las energías tiene la propiedad de que cuanto más se da ¡más se tiene! Pero ¿quién es capaz de amar a dos personas por igual? Ya no digamos a tres o a cuatro… o a un centenar.
Sí se puede hacer y para ello nos podemos inspirar en las grandes almas: Gandhi, la madre Teresa… solo por nombrar a alguno de ellos, cuanto más amor daban, más se llenaban de el y, sin embargo, nosotros, en nuestra limitada sensibilidad nos cuesta siquiera imaginar lo que esas bellas almas podían llegar a desarrollar.
Te invito a hacer una prueba, siéntate un rato tranquilamente y, con los ojos cerrados, trata de visualizar EL AMOR, llénate de su luz, su vibración, su energía, ¡déjate inundar por El! Es una experiencia maravillosa y ¡un buen comienzo!