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sábado, 30 de mayo de 2009
viernes, 15 de mayo de 2009
¿Estamos en crisis?
Al hablar de la esencia floral “vine” o vid en mi otro blog fui a parar al capítulo 15 del evangelio de San Juan que habla sobre la alegoría de la vid:
(he puesto este enlace, el primero que encontré, para facilitar la búsqueda pero seguramente habrá versiones para más gustos)
y realmente me impactó por lo apropiado que venía para esta época de crisis profunda pero ¿crisis, de qué? no es una simple crisis económica, todos los analistas están de acuerdo en que la crisis se extiende a todos los estamentos, organismos, sectores, personas, ideologías y países.
El idioma chino designa este tipo de situaciones: como la unión de dos ideogramas, uno que significaría peligro, y otro, y de ahí el motivo para estar esperanzados, que significa oportunidad.
Ya dijo Einstein “en tiempos de crisis sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”.
Pero yo quiero contar mi experiencia con peores crisis que he vivido a lo largo de mi vida.
Hace ya tiempo que he decidido entregar o encomendar mi vida a la divina providencia de forma que yo, dentro de lo que mi carácter me permite, me dejo llevar o fluir por la vida pues, desde bien pequeña, me inculcaron en la importancia de que los seres elevados, divinos, El Padre conocen mejor el camino que yo, por lo que es más fácil dejarse llevar pues nos guiarán mejor que nuestro limitadísimo conocimiento.
Bien, pues el decidir entregar mi vida en las manos divinas me llevó a tomar decisiones claras que la vida me presentaba, sin ningún lugar a dudas, y a meterme en líos y empresas de alto riesgo, no aptas para cardíacos, todo esto sin entender nada pero con la única convicción de que estaba en el buen camino. He de decir que mi mente racional no entendía nada, lo que me produjo un enorme sufrimiento conduciéndome, en los peores momentos, a dudar de lo que estaba haciendo, momentos que podría calificar de “infernales” pero, precisamente, en esos momentos de mayor oscuridad y llenos de dudas me volví a aferrar a la fe ¡era lo único que tenía! … Y NO ME FALLÓ, lo digo con lágrimas en los ojos, después de tremenda tensión, sin saber porqué ni porqué no, en el fondo del abismo… apareció la luz… bendita LUZ.
No una vez, sino varias veces he podido decir lo mismo y,entonces, recuerdo aquel pasaje que dice “El Señor hizo en mi maravillas, ¡GLORIA AL SEÑOR!” estoy segura de que lo único que se me pide en agradecimiento a tanta maravilla que me ha ocurrido es DECIRLO, CONTARLO. Sí he conocido y he pasado por el abismo pero allí me encontré con las más elevadas cumbres irradiadas de LUZ.
Mi trayectoria personal no se explica por medios humanos, cómo vivo, quien soy y lo que hago no se comprende que lo haya obtenido por mis méritos, a no ser que se valore únicamente la entrega, algo escasa, al propósito divino...
Hoy puedo decir que, casi todo lo que me pasa es una prueba evidente de que DIOS EXISTE.
Y, aún así, por mi naturaleza humana… sigo dudando, aunque mucho menos, muchísimo menos, pero todavía hay ocasiones en que no entiendo, ¡no entiendo! pero sí creo en que tendrá una explicación o no, pero de lo que sí estoy segura hoy es que el propósito divino es infinitamente sabio y me conduce siempre hacia algo excepcional.
Lo ilustraré con aquel cuento en que el Padre Eterno le enseña la película de su vida a un hombre, éste ve que en el suelo están marcadas cuatro huellas pero, en los peores momentos de su vida, solo hay dos, entonces le dice a Dios ¿porqué me abandonaste en esos momentos? Y El le contestó: no, no te abandoné, en esos momentos te llevaba en mis brazos…
Yo estoy convencida que tenemos problemas… para que nos acordemos de El, casi siempre es así, no nos damos cuenta de lo enormemente limitados que somos, nos creemos tan arrogantes, tan auto suficientes y, a la menor de cambio… no somos nadie. Pero El siempre nos está esperando… para llevarnos en brazos y hacernos la vida más fácil… si nos dejamos.
Es muy fácil dejarse llevar conociendo las anécdotas de la vida, los símbolos, la intuición, la voz interior que, en definitiva, es todo lo mismo, es la vida la que habla pero para llegar a este punto y una vez sabemos cual es la decisión a tomar solo se requiere un pequeño paso que hemos de hacer en la más absoluta soledad: CONFIAR, confiar en dar el próximo paso con seguridad y seguirlo hasta el fin y cuando éste llegue podremos cantar las maravillas y la gloria del Padre Eterno.
En este capítulo de Juan que tanto me impresionó, en el versículo 8 dice
“La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos”
Con todo esto quiero decir que el mundo de alrededor no es más que el mundo de maya, ilusorio y cambiante, que engaña y es mentira, por más que nos lo quiera hacer creer y de todo lo que compone ese mundo ilusorio quizás diría que el mayor representante es el poderoso caballero, don dinero, aún moviéndome en círculos de gentes filosóficas, trascendentes, maestros, gurus y demás títulos huecos, casi nadie escapa a sus tenazas ¡tan grande es el espejismo!
Pero si profundizamos, si buscamos la verdadera esencia de la vida y nos entregamos a ella sin condiciones es cuando encontraremos la verdadera realidad, lo inmutable, eterno y cuando la hayamos encontrado no querremos más que cantar esas maravillas, cantar y dar gracias a la gloria divina. Yo doy fe de ello.
(he puesto este enlace, el primero que encontré, para facilitar la búsqueda pero seguramente habrá versiones para más gustos)
y realmente me impactó por lo apropiado que venía para esta época de crisis profunda pero ¿crisis, de qué? no es una simple crisis económica, todos los analistas están de acuerdo en que la crisis se extiende a todos los estamentos, organismos, sectores, personas, ideologías y países.
El idioma chino designa este tipo de situaciones: como la unión de dos ideogramas, uno que significaría peligro, y otro, y de ahí el motivo para estar esperanzados, que significa oportunidad.
Ya dijo Einstein “en tiempos de crisis sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”.
Pero yo quiero contar mi experiencia con peores crisis que he vivido a lo largo de mi vida.
Hace ya tiempo que he decidido entregar o encomendar mi vida a la divina providencia de forma que yo, dentro de lo que mi carácter me permite, me dejo llevar o fluir por la vida pues, desde bien pequeña, me inculcaron en la importancia de que los seres elevados, divinos, El Padre conocen mejor el camino que yo, por lo que es más fácil dejarse llevar pues nos guiarán mejor que nuestro limitadísimo conocimiento.
Bien, pues el decidir entregar mi vida en las manos divinas me llevó a tomar decisiones claras que la vida me presentaba, sin ningún lugar a dudas, y a meterme en líos y empresas de alto riesgo, no aptas para cardíacos, todo esto sin entender nada pero con la única convicción de que estaba en el buen camino. He de decir que mi mente racional no entendía nada, lo que me produjo un enorme sufrimiento conduciéndome, en los peores momentos, a dudar de lo que estaba haciendo, momentos que podría calificar de “infernales” pero, precisamente, en esos momentos de mayor oscuridad y llenos de dudas me volví a aferrar a la fe ¡era lo único que tenía! … Y NO ME FALLÓ, lo digo con lágrimas en los ojos, después de tremenda tensión, sin saber porqué ni porqué no, en el fondo del abismo… apareció la luz… bendita LUZ.
No una vez, sino varias veces he podido decir lo mismo y,entonces, recuerdo aquel pasaje que dice “El Señor hizo en mi maravillas, ¡GLORIA AL SEÑOR!” estoy segura de que lo único que se me pide en agradecimiento a tanta maravilla que me ha ocurrido es DECIRLO, CONTARLO. Sí he conocido y he pasado por el abismo pero allí me encontré con las más elevadas cumbres irradiadas de LUZ.
Mi trayectoria personal no se explica por medios humanos, cómo vivo, quien soy y lo que hago no se comprende que lo haya obtenido por mis méritos, a no ser que se valore únicamente la entrega, algo escasa, al propósito divino...
Hoy puedo decir que, casi todo lo que me pasa es una prueba evidente de que DIOS EXISTE.
Y, aún así, por mi naturaleza humana… sigo dudando, aunque mucho menos, muchísimo menos, pero todavía hay ocasiones en que no entiendo, ¡no entiendo! pero sí creo en que tendrá una explicación o no, pero de lo que sí estoy segura hoy es que el propósito divino es infinitamente sabio y me conduce siempre hacia algo excepcional.
Lo ilustraré con aquel cuento en que el Padre Eterno le enseña la película de su vida a un hombre, éste ve que en el suelo están marcadas cuatro huellas pero, en los peores momentos de su vida, solo hay dos, entonces le dice a Dios ¿porqué me abandonaste en esos momentos? Y El le contestó: no, no te abandoné, en esos momentos te llevaba en mis brazos…
Yo estoy convencida que tenemos problemas… para que nos acordemos de El, casi siempre es así, no nos damos cuenta de lo enormemente limitados que somos, nos creemos tan arrogantes, tan auto suficientes y, a la menor de cambio… no somos nadie. Pero El siempre nos está esperando… para llevarnos en brazos y hacernos la vida más fácil… si nos dejamos.
Es muy fácil dejarse llevar conociendo las anécdotas de la vida, los símbolos, la intuición, la voz interior que, en definitiva, es todo lo mismo, es la vida la que habla pero para llegar a este punto y una vez sabemos cual es la decisión a tomar solo se requiere un pequeño paso que hemos de hacer en la más absoluta soledad: CONFIAR, confiar en dar el próximo paso con seguridad y seguirlo hasta el fin y cuando éste llegue podremos cantar las maravillas y la gloria del Padre Eterno.
En este capítulo de Juan que tanto me impresionó, en el versículo 8 dice
“La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos”
Con todo esto quiero decir que el mundo de alrededor no es más que el mundo de maya, ilusorio y cambiante, que engaña y es mentira, por más que nos lo quiera hacer creer y de todo lo que compone ese mundo ilusorio quizás diría que el mayor representante es el poderoso caballero, don dinero, aún moviéndome en círculos de gentes filosóficas, trascendentes, maestros, gurus y demás títulos huecos, casi nadie escapa a sus tenazas ¡tan grande es el espejismo!
Pero si profundizamos, si buscamos la verdadera esencia de la vida y nos entregamos a ella sin condiciones es cuando encontraremos la verdadera realidad, lo inmutable, eterno y cuando la hayamos encontrado no querremos más que cantar esas maravillas, cantar y dar gracias a la gloria divina. Yo doy fe de ello.
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